Un ser de otra realidad en brazos de una niña…
por Luis Burgos
Introducción
“Cuenta la leyenda que un día…” Y así empezaba la
maestra de la primaria a introducirnos en un planeta mágico lleno de fantasías
con pequeñas pinceladas de realidades cuando nos leía algún texto donde se
entremezclaban mitos y personajes salidos de misteriosos territorios
subrealistas. Desde Pitufos, duendecillos de los bosques con sus hongos
Calvatia como hábitat al asteroide de “El Principito”, pasando por el mundo de
Liliput y haciendo escalas en David y Goliath, en “Pulgarcito” o “Peter Pan”
como así también en la tierra de las hadas, gnomos, sirenas y todo el
repertorio del folklore regional típico de cada pueblo. Obviamente que este
relato escuchado de la boca de un adulto tenía la gran posibilidad
que algún niño entre los 5 y 9 años lo asumiera como propio. Y es por ello que
estas historietas de la escuela se conservaron en, vaya a saber qué región de
nuestra mente, para permanecer allí, escondidas por años en los recuerdos tal
tesoro en un cofre…
Cuando la leyenda se hace realidad
Pero un día, siempre hay una primera vez,
esas historias narradas por la maestra, por una madre o un abuelo a la hora de
la siesta o como pretexto después de cenar para que el niño se duerma, se
hicieron realidad. Corría el verano del año 1968 y la niña Teresita B. de 5
años, vivía con sus abuelos en una modesta casa de Gualeguay (Entre Ríos)
ubicada en la 1ª. Sección Quintas frente al Tiro Federal “Brigadier General
Justo José Urquiza”, inaugurado en 1896. Por las tardes solía jugar con sus
amiguitas y uno de sus entretenimientos preferidos era juntar los casquillos
que quedaban dispersos luego de las prácticas de tiro de los concurrentes.
Cierta tarde calurosa, recorriendo el terraplén, nota ALGO QUE SE MOVIA entre
la maleza y movida por su curiosidad para descubrir que animal andaba por allí
se acerca solitariamente. Pero la sorpresa fue mayúscula, aún en una niña de
tan corta edad que recién empezaba a comprender peligros y temores: UN
HOMBRECITO DIMINUTO, DESNUDITO, CON MIRADA LASTIMERA SE HALLABA ABANDONADO BOCA
ARRIBA EN UN CHARCO DE AGUA!!!
Un muñequito de carne y hueso
Teresita prontamente lo alzó y se lo puso en
el pecho como si fuera un muñeco mojado. La extraña entidad la miraba con sus
ojos grandes y balbuceaba algo que la niña no comprendió. Su piel era
“patinosa” como la de un pollo y su color de tinte anaranjado. Sin pelo ni
pestañas ni cejas lo sintió frío al contacto con su cuerpo. Un ojito lo tenía
medio cerrado. No recuerda haber observado la nariz. Su altura no sobrepasaba
los 20 centímetros. Su cabecita era
prominente no concordante con su cuerpecito y sus brazitos muy flaquitos. Y así
con la criatura en su pecho Teresita rápidamente fue con su amiguita hacia el
Tiro Federal en busca del padre de ésta que hacía las veces de cuidador de la Institución. Pero la reacción del
adulto no fue la esperada: de inmediato se lo quiso sustraer por lo cual
Teresita se subió al caño de un tinglado con el hombrecito siempre a cuestas.
Pero el adulto, retos mediante logró apoderarse del pequeño personaje. Y la
niña NUNCA MÁS VOLVIÓ A VER SU HOMBRECITO…
La historia sin fin
El secreto quedó resumido a ella, su amiguita
y el padre de ésta, ya que al llegar a su casa no quiso contar la historia a
sus abuelos por temor a que no le creyesen. Por tanto NADIE se enteró del
episodio vivido. Ni familiares, ni vecinos ni allegados. Pero Teresita cada vez
que lo veía le reprochaba: “Quiero mi hombrecito… usted me robó mi hombrecito” le replicaba una y otra vez.
Y así fueron pasando los días, los meses, los años hasta que la trajeron a
vivir al gran Buenos Aires. A los 25 años regresó a visitar su antiguo barrio
en busca de algún indicio pero no pudo hilvanar más detalles de su propia
experiencia pues no conocía prácticamente a los vecinos. Habían transcurrido ya
20 años. Por tanto, el recuerdo de aquella historia de SU HOMBRECITO quedó
perpetuado en su mente para siempre y a muy pocas personas les confió el
extraordinario suceso de la infancia…
Detalles a tener en cuenta
El caso se produce justamente en el contexto
de LA MAYOR OLEADA OVNI NACIONAL Y
MUNDIAL, donde nuestro país se caracterizó precisamente por la gran cantidad de
encuentros con humanoides que totalizaron nada menos que 21 denuncias durante
todo el año 1968 a estar por nuestro exclusivo Banco de Datos. La provincia
de Entre Ríos tampoco escapó a las incursiones platillistas y en aquel verano
ya se habían registrado avistamientos en Federación (16 de Febrero) y
Concepción del Uruguay (15 de Marzo).-
Teresita a esa edad ni pensó que eso podría
corresponder a un SER no originario de este mundo. Ya crecida y cuando accedió
a la lectura asoció que “el hombrecito” podría venir de otra parte. Con el
tiempo, los humanoides de la famosa película COCOON representaron lo que ella
había tenido en sus brazos aquella tarde de los 60´ en tamaño diminuto y el ET
de Spielberg la hizo llorar de emoción.-
La estatura de “el hombrecito” la estima en 20 centímetros aproximadamente pues
toma como referencia la distancia desde su cuello a su ombligo ya que lo tuvo
contra su cuerpo al querer escapar del cuidador del Tiro Federal.-
El nombre de su amiguita si bien no lo
recuerda exactamente sabe que se llamaba ZULMA o ZULEMITA.-
Si bien su mente no registra el sexo de la
entidad Teresita le dio el toque MASCULINO desde el principio de la historia.
Jamás mencionó términos como la mujercita, el muñequito o la muñequita.-
Si bien la investigación la continuamos, el
paso del tiempo y de las personas hace infructuosa la búsqueda de obtener más
datos de aquellos años de difícil época militar y del cuidador o sereno
secuestrador de “el hombrecito” de Teresita.-
La Teresa adulta experimentó posteriormente algunas vivencias
relacionadas a lo PARANORMAL.-
Pero lo realmente significativo es el hecho
que Teresa NO AGREGA NI QUITA más detalles de los que su mentalidad asocia. Con
una pequeña dosis de fantasía podría haber elucubrado una versión digna de “Las
Mil y Una Noches”, de “Blancanieves y los Siete Enanitos” o cualquier otra,
pero ocurrió todo lo contrario.-
Por tanto, el caso del “Hombrecito de
Gualeguay” pasa a constituirse de ahora en más como un ENIGMA SIN RESOLUCION
pero también como un incidente UNICO EN EL MUNDO, sin precedentes. Si alguien
conoce un evento similar sería muy interesante que lo conozcamos. Aún así en
nuestro país ocurrieron dos casos similares pero ambos FALLIDOS: En Diciembre
de 1999 la localidad correntina de Paso de la Patria estuvo a punto de conmocionarse. “HABRIAN ENCONTRADO A UN
BEBE EXTRATERRESTRE” titulaba en una página el diario local “El Litoral”. Según
la información de prensa de la cual se hizo eco también el canal de cable de la
zona, el cuidador del camping de la DPEC (Dirección Provincial de Energía Corrientes), de apellido
Espinosa, se habría topado con la presencia de una pequeña entidad viva, de
origen cósmico, caminando por el predio en horas nocturnas. De unos 60 centímetros de altura, piel
gelatinosa y ojos saltones el hombre lo alzó en sus brazos e inmediatamente
llamó al doctor Camino, médico de Prefectura Naval quien luego de asistirlo lo
habría colocado en una incubadora. A la increíble historia se le sumaban voces
de los vecinos sobre supuestas HUELLAS localizadas en el terreno y en árboles
como así avistamientos de RARAS LUMINOSIDADES por las noches con cortes de luz
incluidos y un acosamiento al propio Espinosa por parte de seres extraños
quienes habrían retornado a buscar a la indefensa criatura. Pero el boom de
COSMIC duró pocos días, ya que la investigación llevada a cabo por el ufólogo
Pablo Omastott y su equipo aclaró todas las dudas. El sereno, prácticamente
nulo en conocimientos de temas espaciales, había encontrado en el camping un
muñeco del tipo “Aliens” de unos 30 centímetros y el único pecado cometido fue comentar el hallazgo entre
sus allegados. Para esto, algún pilluelo de los que nunca faltan se encargó del
resto de la historieta!!! La retractación periodística llegaría días después…
También en la década de los 90´s la Escuela Nº 35 de la ciudad de
Mar del Plata se vio alterada por alumnos, padres y directivos al conocerse la
versión que un alumno de la primaria había encontrado en el baño del
establecimiento un “enanito verde” de 15 centímetros. La
noticia llegó a los medios como reguero de pólvora y entre incredulidades y
desmentidas al final se supo que el
revuelo había sido causado por “un muñeco de plástico” que solamente la
imaginación infantil le dio vida.
Y acá sin ningún tipo de dudas es cuando toma
relevancia el caso de Teresita, ya que al no pasar por el filtro de la prensa
ni de terceros se evita el típico “decorado” amarillista del episodio. Es
decir, no hay ingredientes agregados. Solamente el TESTIGO relatando lo suyo y
un INVESTIGADOR indagando y reconstruyendo el evento.
Tipologías comparadas
Se torna sumamente dificultoso emparentar
esta pequeña entidad de Teresita con otros eventos, pero aún así poseemos una
significativa casuística argentina de LILIPUTIENSES, digna de Ripley que
servirán de plataforma al caso que nos ocupa. Cinco informes increíbles que
podrían formar parte del mejor dossier de ciencia ficción o alojarse en el
cerebro del mejor autor de cuentos infantiles. Dejamos afuera de este listado
aquella polémica fotografía captada por el doctor Nobiltá en Puente del Inca
(Mendoza) en 1979 donde se observa su familia y a su lado una figura muy
pequeñita “en actitud de saludo a la cámara” y a pocos metros lo que aparenta
ser su aeronave. Precisamente por tratarse de una toma al azar (sin
visualización del humanoide) no la incluimos. Veamos:
Pipinas (Buenos Aires): Nelson Polanco (FAO)
investiga un suceso notable de Liliputienses. Una noche de NEBLINA del mes de setiembre de 1983 el
señor Abel Landetcheverry, vecino muy conocido y respetado en la zona, es
alertado por su hija sobre una luz en cercanías de la vivienda. Su padre sale
afuera a indagar y observa entre la bruma una fuente de luz a pocos metros de
la casa y de ella el surgimiento de “dos pequeñísimos
personajes” de unos 25 centímetros que FLOTABAN a la altura de su cara (el testigo no
sobrepasaba 1.75 metros de altura)”. Landetcheverry extiende la palma de una mano
creyendo que se iban a posar allí y uno de ellos levanta un brazo en actitud
similar “al saludo de la gente”. Los diminutos retroceden y se introducen en la
luminosidad.-
Azul (Buenos Aires): Corría el año 1985 y me
confían que en una alcantarilla de la vereda, una vecina contempla azorada “una
parejita de personitas, hombre y mujer, que no pasaban los 20 centímetros de altura y vestidos
con uniforme color verde”. Huyen rápidamente de la escena. Al relatar lo
sucedido en un comercio del lugar se entera que no es la primera vez que ello
ocurre…
Berisso (Buenos Aires): Durante los sucesos
que investigué y bauticé como LAS MONJITAS DE BERISSO en 1990, tres operarios
del Taller Naval una mañana venían caminando cuando observan “un SER de unos 30 centímetros de altura, robusto y
con una barba que le llegaba hasta el cuello, con una vestimenta color verde
que los miraba fijamente”. Al acercarse los testigos el personaje huye hacia el
interior del edificio abandonado de la vieja Usina Hidráulica del Puerto La Plata.-
Colonia Urquiza (Buenos Aires): Entre 1992 y
1993 cierta noche de pleno verano ocurre un episodio insólito en esta colonia
cercana a la ruta 36, en su mayoría habitada por japoneses que cultivan flores
que fue investigado por los hermanos Alcides y Nelson Polanco (FAO). Luego de
un incendio de uno de los invernaderos, una mujer japonesa siente ruidos en la
habitación y al abrir la puerta observa con asombro que los cajones de la
mesita de luz estaban abiertos y “un diminuto hombrecito revolvía las cosas”. A
los gritos llama a su marido y allí se percata que sale otra figura similar de
abajo de la cama. Antes que llegue el hombre, ambos intrusos saltan por la
ventana y se pierden en la espesura de las plantas.-
Macachín (La Pampa): Según el grupo CEUFO,
hace unos años, en plena década del 2010, un paisano de a pie divisa entre el
maizal “un numeroso grupo de hombrecitos, muy chiquititos entre 15 y 20 centímetros de altura que andaban
merodeando por la vegetación”. Se quedaron observando al hombre y según el
testigo, algunos estaban abrazados fuertemente al maíz.-
Hipótesis, preguntas, tan sólo eso
¿Cómo fue a parar allí el extraño visitante?
¿Se cayó de alguna aeronave? ¿Quedó extraviado u olvidado? ¿Fue arrojado
adrede? ¿Lo pasarían a recoger en algún momento? ¿Qué habrá hecho el padre de
su amiguita? ¿Se lo habrá guardado con un propósito desconocido? ¿Lo habrá
“entregado” a los militares de turno? En definitiva, ¿Cuál habrá sido el
destino final de aquella pequeña criatura ajena a este mundo? ¿Estamos en
presencia de un mini Roswell argentino? ¿Acaso un disparo proveniente del
propio Tiro Federal impactó en una pequeña aeronave que pasaba por el lugar?
Y colorín colorado…
Al momento de arribar a las conclusiones, nos
encontramos con una señora muy confiable que mantiene viva por siempre la
historia de SU HOMBRECITO. Allí, en algún rincón de su cerebro quedó alojada
una increíble experiencia de su niñez como extraída de un cuento de Hadas hecho
realidad. De nuestra parte seguiremos la búsqueda de mayor información pero eso
muy probablemente a Teresa no le interese demasiado. Ya nos contó todo con la
mayor cantidad de registros propios de una niña de tan sólo 5 años. El
“hombrecito” forma parte de su existencia…