Un clásico de los años 60
Por Luis Burgos
Biotipos y porcentajes de apariciones argentinas
Biotipo 1
|
Biotipo 2
|
Biotipo 3
|
Biotipo 4
|
45%
|
20%
|
25%
|
10%
|
Diminutos
|
Normales
|
Altos
|
Alta Extrañeza
|
Período 1947 – Actualidad
|
Introducción
De la
incomparable oleada argentina y mundial de 1968, recuerdo que uno de los casos
de mayor difusión y polémica resultó ser el encuentro de una joven con un
extraño individuo en las sierras cordobesas. Mucho se habló desde entonces:
desde fraude con fines turísticos hasta una trama urdida por la propia
protagonista, pasando por inventos periodísticos. Hoy mismo quizás, los
detractores de turno que esperan agazapados entre bambalinas, harán de las
suyas. Lo cierto es que por una cuestión u otra nunca pude viajar a entrevistar
a la testigo. Pero en 1986, pasados 18 años de aquel “contacto”, comisioné al
investigador Daniel López, de FAO Bs. As. a que reinvestigara aquel
suceso. Y el viaje rindió sus frutos, pues de la entrevista con la testigo
surgieron pautas fundamentales como para suponer que, evidentemente,”algo había
ocurrido en esa época ”. Un relato consistente, con lujo de detalles y fuera de
todo contexto fantasioso surgió de la boca de la mujer, ya con 37 años, casi
dos décadas después. Veamos…
Ubicación geográfica
Villa
Carlos Paz es una ciudad turística argentina por excelencia. Se encuentra
ubicada a sólo 30 Km. al oeste de Córdoba capital. Allí, recostado sobre la
ruta nº 20 y a 2 km. del centro se levanta el motel “La Cuesta”, propiedad del
sr. Pedro Jacobo Pretzel. Su hija, María Elodia, de 19 años, colabora con su
padre en las tareas de la residencia.
El episodio
María
Elodia Pretzel es una joven de carácter decidido, que goza de buen concepto
vecinal y no es lectora de la ciencia ficción. A principios de año fue
intervenida quirúrgicamente. Ya repuesta se puso también al frente de la
atención del motel. Pero una madrugada de Junio de aquel 1968 su vida cambió…
Hacia
la una de la mañana ya del día 14, don Pedro Pretzel regresaba en su automóvil
por la ruta 20 cuando a unos 50 mts. de la entrada del motel distingue “dos
grandes focos rojos sobre el camino, muy distanciados entre sí como para ser
otro auto”… también la puerta abierta de la casa le llama la atención, pues
sabía que su hija era muy cuidadosa en ese aspecto. Ni bien entra, se dirige a
la habitación y observa a su hija tendida sobre la cama, en estado inconsciente.
¿Qué había ocurrido allí?.
El relato de María Elodia
Luego
de despedir a dos pasajeros, fue hacia la cocina y notó que llegaba mucha luz
desde el hall. Pensando que alguien había prendido las luces del salón se
dirigió hacia allí y se encontró con un extraño e insólito visitante…
La joven protagonista y su padre
|
Una
figura de gran talla, superior a los 2.00 metros, rubio, con peinado hacia
atrás y aspecto amistoso se hallaba parado a poca distancia de ella. Se
encontraba ataviado con una especie de malla enteriza, color celeste
fosforescente que le cubría del cuello a los pies. Desde las uñas de los dedos
de las manos le salían como “rayitos luminosos”. En la mano izquierda portaba
una esfera de cristal con destellos fuertes. En la mano derecha llevaba un gran
anillo, tipo manopla. A estar por la muchacha, cada vez que el personaje
levantaba esa manopla,” era como que se elevaba del piso y se suspendía en el
aire…”. En esos instantes, María Elodia sentía que perdía fuerza y se
desplomaba, y cuando la bajaba, se recuperaba. La entidad avanzó hacia ella con
gesto amable y tranquilo, moviendo lentamente los labios, produciendo un
lenguaje extraño, tipo melódico y semejando al japonés. Era algo así
como: “cling-gling-crish”. En determinado momento, la joven sintió como
“burbujas en la cabeza” y transpiración intensa, pero al tocarse el
cuello, éste estaba seco. La protagonista pudo correrse hasta el mostrador, al
tiempo que el ser movía constantemente la esfera y pretendía acercarse. Ella
afirma que en su mente sintió como un mensaje que le decía: “No tenga miedo…”
De repente,
la esfera se apagó y el extraño se detuvo, giró y se retiró hacia la puerta de
salida. Al darse vuelta, la testigo le notó una especie de falda, pero el hecho
insólito se produce cuando se acercó a la puerta: Ésta se abrió sola y se cerró
también sola cuando partió… (?)
Desde
ese momento, María Elodia, que había retrocedido, no recuerda nada más. A los
pocos minutos, llegaba su padre…
El médico
El Dr. Hugo Vaggione, 33 años, conoce a la joven muy bien pues es el médico de la familia Pretzel. Según el facultativo, es una persona seria, un poco introvertida y de gran responsabilidad. El chequeo realizado arrojó un estado nervioso agudo, por el impacto emocional, sin llegar a una crisis grave. Perfecta coordinación en sus manifestaciones y presión normal. Sana psíquica y físicamente, el doctor no le encuentra motivos para un engaño o alucinación…
El médico de la
familia Pretzel
|
Las evidencias físicas
Si
bien el caso no arroja las evidencias físicas tan buscadas por todos (huellas,
rastros, etc.), versiones extraoficiales indicaron que se hallaron leves indicios de
RADIACTIVIDAD en la cochera del motel y en sectores donde incursionó el
visitante fuera del mismo. En Argentina, existen solamente 4 casos de
localización “RADIACTIVA”.
Ovnilogía comparada y
correlativa
Esta tipología humanoide, que asoló la década del 60 y que "Inexplicablemente" en la actualidad “actúa con cuentagotas”, dejando su lugar a los famosos grises, que parecen haber acaparado la casuística de entidades, junto a los temidos reptilianos, tuvo en nuestro país un encuentro cercano cuyo tripulante se asemejó al de Villa Carlos Paz: Fue el famoso caso del dique La Florida, en San Luis, cuando una entidad de elevada talla y similar vestimenta se apareció frente a tres pescadores la noche del 4 al 5 de Febrero de 1978. Respecto a la correlatividad de casos, aquella noche- madrugada del 13 al 14 de junio de 1968, numerosos avistajes y observación de humanoides ocurrieron en distintas provincias de Argentina. Allí mismo en cercanías del motel “La Cuesta”, lugareños distinguieron el vuelo de “dos luces rojas muy potentes” a eso de las 22:00 horas del 13 de Junio.
Hipótesis de trabajo
Si EL
VISITANTE NOCTURNO Y SOLITARIO que llegó no se sabe de dónde y esperó que se
retirara la pareja del motel para entrar ¿la inminencia de la llegada del padre
interrumpió la acción? (se apagó la esfera y se retiró)...
Dudas que quedarán de un caso
para el recuerdo. Hoy a los 73 años, María Elodia Pretzel, recuerda el suceso como si hubiera sido anoche...